La limosna

La limosna

Julio Jaramillo

En la puerta de un palacio un pobre niño mendigaba
tengo hambre, tengo frío, tenga usted piedad de mí
era agosto, crudo invierno y la lluvia taladraba
a su débil cuerpecito que era carne de orfandad
esa noche había fiesta y llegaban hombres ricos
con mujeres muy hermosas al espléndido festín
y pasaban egoístas sin mirar al pobre chico
que era un ángel con andrajos, que era un rubio querubín
un pedazo de pan duro mordisqueaba amargamente
repitiendo con tristeza: deme un níquel por favor
y la música sonaba con acordes estridentes
como un látigo llegaba hasta el alma del menor
pasó en eso otro mendigo, un mendigo de experiencia
un anciano que sabía la manera de pedir y al mirar al muchachito
conmoviese su conciencia y con voz aguardentosa se le oyó decir así
nunca pidas tu limosna donde hay fiestas y alegría
que la gente que es alegre nada sabe del dolor
en los tristes cementerios y también en las iglesias
siempre hay un alma buena y un piadoso corazón
esta noche es para hombres y por eso te aconsejo
que abandones esta puerta donde nada te darán
toma hijo esta limosna que te niegan hoy los ricos
toma hijo estas monedas que te alcanzan para pan

La limosna

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