Yo te debo tanto, tanto amor que ahora,
te regalo mi resignación.
Sé que tú me amaste, yo pude sentirlo.
Quiero descansar en tu perdón.
Voy a hacer de cuenta que nunca te fuiste,
que has ido de viaje y nada más.
Y con tu recuerdo, cuando esté muy triste,
le haré compañía a mi soledad.
Quiero que mi ausencia, sean las grandes alas,
con las que tú puedas emprender
ese viaje largo, de tantas escalas,
y en algunas me puedas perder.
Yo aquí entre la nada voy a hablar de todo.
Buscaré a mi modo continuar.
Y hasta que los años cierren mi memoria
no me dejaré de preguntar:
coro:
¿Dónde estará mi primavera?
¿Dónde se me ha escondido el sol,
que mi jardín olvidó,
y el Alma me marchitó?
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