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Si pudiera elegir, elegiría escaparme de aquí.
Salir de aquí, volar a Alaska, contigo me basta y fin.
Yo no soy el chico de tus sueños, ni lo quiero ser.
Si pudiera elegir, no me echaría a perder.

Fue como estar en lo más alto de la Torre Eiffel,
y tocar el cielo con las yemas, volverme a caer.
Empezar de cero, nunca echar de menos,
ganar mi dinero y de nuevo echarme a perder.

No lo quiero. Te juro que no lo quiero.
Aprecio lo que tengo como todos, como puedo.
La sonrisa de mi abuelo, besarte y parar el tiempo,
los detalles que me hicieron, beber y salir entero.

Por la jeta, claro que tienes corazón, chica,
pero lo primero que dejas ver son tus tetas.
El miedo en las retinas, el cansancio en la rutina,
enderezando mi vida a base de darle vueltas.

Sólo busco desaparecer, y dejar atrás,
lo que un día me jodió. Volver a empezar.
Busco desaparecer, y olvidarlo ya.
No quiero echarme a perder. No quiero echarme a perder.

Estoy echándole cojones a la vida, olvidando la suerte,
pensando en verte, no en curar mi herida.
La música a otra parte, mientras tanto: dale al play,
quiero que suene la sexta de Beethoven; dibujarte.

Rapeo por no drogarme, ellos hacen las dos cosas,
haz de mí lo que tú quieras, pero cuidao’ con las prisas.
Sonar en tus cascos. Pensando en ayer.
Dejar todo esto y de nuevo echarme a perder.

No lo quiero. Si los recuerdos hablasen…
Me pedirían que dejase de echarte de menos.
Rozamos el cielo con la punta de los dedos,
pero al llegar tres metros más allá morimos de frío.

Sólo estoy rezando por el equilibrio,
siempre hablé de sueños y siempre me quedé a medias,
qué suplicio. Entre los dedos las llaves de casa,
fuera no me importa lo que pase.

Sólo busco desaparecer, y dejar atrás,
lo que un día me jodió. Volver a empezar.
Busco desaparecer, y olvidarlo ya.
No quiero echarme a perder. No quiero echarme a perder.